Ghee (Oro Líquido)

El Ghee es un tipo de mantequilla clarificada muy utilizado en la cocina indú. Está considerada más sana que la mantequilla como tal y se le atribuyen varios beneficios para la salud:

• Contiene entre el 2 y el 3% de aceite linoleico, elemento al que se le atribuyen propiedades anticancerígenas.
• Posee un 27% de aceites monoinsaturados, que están asociados a la prevención del cáncer y de enfermedades cardíacas.
• Forma parte de su fórmula un considerable número de antioxidantes (barredores de radicales libres), así como las vitaminas A, D, E y K.
• Su consumo no aumenta el colesterol.
• El ghee en sí mismo no es susceptible de oxigenación, por lo que su duración es prolongada, y no es necesario guardado en la nevera.

Es una grasa que a mi me fascina para cocinar. Siempre me gusta tener en la cocina y usarlo de vez en cuando. Para las recetas indús por supuesto, pero también para alegrar algunos platos occidentales con su aroma.
A qué huele el ghee? No sabría describirlo, quizá una mezcla de toffee con nueces? Es fantástico abrir el bote donde lo tienes guardado y dejar que ese perfume dulzón impregne la cocina.
Prepararlo es muy sencillo, solo necesitas un poco de tiempo y una mantequilla de buena calidad.

Ingredientes (para conseguir unos 400 - 450ml):

- 500g de mantequilla sin sal

Preparación:

Poner la mantequilla cortada en trozos en una cazuela de fondo grueso. A fuego fuerte, dejar que se funda. Y cuando empiece a hervir bajarle el fuego, (en mi vitro cutrilla que va del 0 al 9 la dejo en el 3). Cocinar SIN remover controlando de vez en cuando. Con una cuchara de madera se aparta un poquito la espuma que se va generando encima y se va viendo. Poco a poco, las impurezas de la mantequilla irán precipitando al fondo de la cazuela y el agua se irá evaporando. La mantequilla estará cada vez más transparente y adquirirá un color dorado intenso. Es muy importante seguir un poco más. (Hay quien ya da por terminado el proceso) El verdadero Ghee tiene un característico sabor y aroma a toffee, y eso se consigue dejando tostar lo que ha precipitado en el fondo. Simplemente vigilar la cocción y cuando el fondo esté tostadito apartar del fuego. 
Filtrarlo con un paño fino o estameña para asegurarnos que no queda ninguna impureza y guardarlo en un tarro hermético. 
Se conserva igual que el aceite y no se estropea. Cuando se enfría del todo suele solidificar.

Probarlo, es fantástico. Desde alegrar una simple pechuga a la plancha, como dar ese toque auténtico en cualquier receta indú.